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La historia reciente de un barrio que quiere ser municipio

La Margen Sur y la coaptación de los dirigentes barriales

La municipalidad de Río Grande mantiene coaptado a casi todos los “dirigentes barriales” de la Margen Sur. Una historia cruzada por los desencuentro y la corrupción que atraviesa a un sector de la población riograndense que reclama su municipalización como remedio a sus grandes males.

La Margen Sur siempre fue un territorio desconectado de la ciudad de Río Grande, en los años ochenta y cuando “Chiquito” Martínez transitaba se segundo mandato de los cuatro que tuvo al frente del municipio (eran periodos de dos años) se comenzó a trazar lo que hoy se conoce como la avenida Perón, una avenida que circunvala la parte baja de Río Grande, allí existían decenas de casilla sumamente precarias y sobre todo con gente indocumentada.

Todas esas casillas fueron removidas por el municipio y llevada al otro lado del puente, allí nació “El austral”, que por mucho tiempo fue un barrio olvidado a la vereda del basural riograndense.

Río Grande comenzó mutar con los vaivenes económico de por medio y experimento un crecimiento demográfico inusual, ya nadie hablaba del barrio austral en nombre de “La Margen Sur”, se apropió de ese espacio, donde comenzaron a pulular barrios por doquier.

El desorden urbanístico y la demanda de tierra dio paso a uno de los negociados más oscuros de la era de Fabiana Ríos y el cual permanece impugne. En la Margen Sur un grupo de “empresarios” compraron a precio vil, un área de 54 hectáreas a la denominada Sociedad Rural, después se incentivo a cientos de familias a usurpar él predio para luego dar paso a la expropiación, un negocio que dejo en poco tiempo varios millones de pesos. El gobierno de Ríos pagó en el año 2012 $14,5 millones, a los empresarios que habían adquirido esas mismas tierra a solo 1,1 millones de pesos en diciembre de 2009, todo un despropósito.

La historia de la Margen Sur está atravesada por tristes episodios, como el incendio que recientemente terminó con la vida de dos hermanitos menores, a esa tragedia después se sumo la aberrante historia del abuso sexual.  Y una vez más la política se cruzó en medio de los que habitan del otro lado del puente.

Más allá de la congoja que generó la pérdida de los menores, hubo marcha y reclamos por lo sucedido, hasta aquí era válida la reacción de los vecinos, hasta que un grupo de los denominados “presidentes” de los barrios intentó responsabilizar al gobierno provincial por las vidas perdidas. Este hecho no se trató de una reacción espontanea por triste episodio, sino de una acción política planificada desde el municipio y ejecutada por una docena de hombres y mujeres coaptados por esa administración.

Se trata de un secreto a voces que todo el mundo conoce, los presidentes de los barrios de la Margen Sur son hombres o mujeres que muchos de ellos son puestos a dedos por el Intendente Gustavo Melella y coaptado de diferente modo. Cuando no es un cargo directo en el municipio sobre quién manda en la junta vecinal, es un cargo para un familiar directo o una obra en el municipio que reditúa jugosas ganancia. La coaptación de los dirigentes barriales en la Margen Sur es una verdadera vergüenza. Por allí, se filtran cientos de miles de pesos del presupuesto municipal que bien podrían ir a las demandadas obras de servicios básicos. Nada de esto sucede, esos fondos municipales  van a parar a los bolsillos de éstos supuestos dirigentes barriales, por su trabajo de puntero políticos del Intendente o cuando no de un diputado nacional, como es el caso de Martín Pérez donde hay por lo menos dos comisiones barriales que figuran en sus listado de “asesores de la Cámara de Diputados”.

Hay un dato revelador que poco se ha dicho  y menos se ha escrito y tiene que ver con los impulsos que dieron origen a esa explosión desmedida en términos demográficos que sufrió Río Grande en la última década. Allí la situación económica es vista como el principal motor de esa migración, pero pocos se refieren a la mano política que existió en aquel entonces, donde los Senadores del gobierno de Fabiana Ríos, el extinto José “pan crudo” Martínez y su compañera de bancada la senadora Rosa Díaz entregaban cientos de pasajes terrestres para que familiar completas se radicasen por estos lares, en un intento por quebrar el sistema originario de Río Grande propenso a esquivar proyectos que vengan de la mano del socialismo. Esta cruzada disparatada del gobierno de Ríos, contó con la plena participación  de la secretaria de “Derechos Humanos” en manos de  Nélida Belous. La mayoría de estas familias “importadas” por los socialistas del gobierno de Fabiana Ríos terminaron siendo utilizadas, para que usurpen los terrenos, como paso previo a la expropiación que dio origen a un enorme negociado de tierras.

Otro de los que propiciaron las usurpaciones ya sean en tierra privadas o públicas, fue el polémico piquetero Luis D´elia socio político del Intendente Gustavo Melella y por aquel entonces mandamás de la Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat. La ocupación de estas tierras con familias recién llegadas, generaban una demanda urgente de urbanización, allí entraba el negocio político del Municipio, mientras que el piquetero D´elia, hacia su negocio con las famosas casas que prometían el “sueño del techo propio”. Muchas de estas viviendas entregadas en Tierra del Fuego, están dentro de una voluminosa causa que tiene la Oficina Anticorrupción, en mano de Laura Alonso, en parte de esa causa se investigan la participación de Luis “Lucho” Suarez quien supo ser el Delegado Provincial de la Federación de Tierras, Vivienda y Hábitat de Nación, en aquel entonces conducidas por un soldado de D´elia, se trata del polémico arquitecto Rúben Pascolini quien es investigados por varios hechos de corrupción, entre ellos una falsificación de la firma del ex-Intendente Sciurano por la cual se habría girado 10 millones de pesos.

Lo cierto es que las usurpaciones y los asentamientos precarios como en la Margen Sur, fue en definitiva un negocio para muchos. El gobierno de fabiana Ríos buscó quebrar la inercia social e intervenir en el electorado con votantes cautivos por el “socialismo”, los asentamientos generaban también la necesidad de “expropiar” tierras que fueron adquiridas previamente a un precio vil, el municipio satisfacía los servicios mínimos de urbanización coaptando a la dirigencia barrial como verdaderos punteros políticos y organizaciones sociales como la del piquetero D´elia, hacían el resto, dejando al paso, una  enorme barriada convertidas en una verdadera cantera de votos, por su permanente reclamo de una solución de fondo que nunca llegaría.

En la disgregación entre ésta casta de dirigentes coaptados y los propios vecinos se coló el tema de la municipalización para este sector riograndense. En ese divorcio entre los dirigentes y la sociedad habría que hurgar el motivo del porque él vecino prefiere desacoplarse del municipio y forjar su propio destino. La municipalización hecho raíz en el vecino común de la Margen Sur, más allá de lo que pregonan sus “jefes barriales”. Esta realidad es la que lo tiene a mal traer al Intendente Gustavo Melella.

Lo cierto es que La margen Sur dejo de ser el barrio del otro lado del puente para convertirse en un importante sector de la ciudad densamente poblado. Allí la falta de los servicios básicos que debería prestar el municipio habla de por sí solo, creando el caldo de cultivo para que la municipalización vaya cobrando fuerza y vigor. 


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