Terminó una campaña y ahora arranca otra. Tal como adelantaban los sondeos, el ex presidente Sebastián Piñera ganó hoy las elecciones presidenciales en Chile. Pero todavía no puede proclamarse como el próximo jefe de gobierno. Deberá enfrentar en una segunda vuelta, el 17 de diciembre, al candidato de la alianza oficialista, Alejandro Guillier.

Con un 36,66% de los votos, el empresario y candidato de la alianza conservadora Chile Vamos se impuso sobre los otros siete aspirantes a la presidencia del país. El senador Guillier, de Nueva Mayoría, obtuvo 22,65% y ya reorganiza su equipo de campaña para salir, en las próximas cuatro semanas, a seducir a los votantes de los demás candidatos, que quedaron fuera de la carrera.

El ganador reemplazará el próximo 11 de marzo a la socialista Michelle Bachelet, quien termina su segundo mandato con una popularidad en baja y en un clima de decepción de los chilenos que no vieron grandes cambios pese a las reformas sociales que aplicó la presidenta y que siguen esperando mejoras en la economía.

Piñera ya se mostró esta noche como el futuro mandatario. “A partir de marzo yo espero ser el presidentte de la unidad de los chilenos”, afirmó. Y prometió “recuperar el dinamismo” en el país. “Estamos contentos, hemos logrado un gran resultado electoral”, afirmó el empresario, rodeado por su esposa, sus hijos y nietos, en un hotel del centro de Santiago. Este resultado, recordó “es muy parecido al que tuvimos en el año 2009, cuando ganamos la segunda vuelta y logramos poner a nuestro país de pie y en marcha”.

Lo cierto es que Piñera obtuvo menos votos de lo que preveían las encuestas, que hablaban de entre 44 y 48%. De todos modos, mantuvo la ventaja de más de 10 puntos sobre su rival, una diferencia que, según los analistas, será difícil revertir en una segunda vuelta.

A las 9 de la noche, cuando el escrutinio ya casi llegaba al final, la presidenta Bachelet dio un breve discurso desde el Palacio de la Moneda. Pidió “unidad” a todos los chilenos y prometió seguir trabajando “hasta el último día” de su mandato para “derrotar la desigualdad en todas sus formas”. La tarea es ardua, afirmó, “requiere de más de un gobierno para profundizar los cambios”.

Emocionada, rodeada de colaboradores, la mandataria reiteró su llamado a los chilenos a votar. “Cinco de cada diez personas hoy no fueron a votar”, remarcó. Y pidió que la democracia no se debilite “por falta de participación”. Como se preveía, la abstención fue de un 56,6%, bajo una ley reciente que hizo optativo el voto.

Una sorpresa de la jornada fue la cantidad de votos que recibió la periodista Beatriz Sánchez, líder del Frente Amplio, de izquierda, que quedó en tercer lugar con el 20,3%, bastante más de lo que preveían los sondeos. En cuarto lugar quedó el ultraderechista José Antonio Kast, con algo más del 7%, y también sorprendió con más votos de los esperados. Más atrás quedaron la candidata de la Democracia Cristiana, Carolina Goic (5,9%), el independiente Marco Enríquez Ominami (5,7%) y los candidatos de izquierda Eduardo Artés y Alejandro Navarro, con menos del 1% cada uno.

La jornada fue de fiesta en Santiago, como en casi todo el país. Bajo un sol impiadoso, por distintos barrios de la capital los habitantes salían en familia a votar. Los centros de votación mostraron mucha gente, y en algunos casos largas filas, pero no hubo mayores conflictos.

Sólo un incidente empañó por la mañana el buen humor con el que Piñera había iniciado el día. Al menos 23 personas fueron detenidas luego de ocupar el comando central del ex presidente. Un grupo de manifestantes derribó un portón y entró al lugar, en el acomodado barrio de Las Condes de la capital, para protestar contra el candidato conservador. Piñera “no sabe lo que es ser chileno, es el símbolo de la corrupción”, dijo Victoria Cárdenas, vocera de un movimiento al que identificó como “Juventud Rebelde y Ofensiva Secundaria”. Fuerzas Especiales de Carabineros, la policía militarizada, desalojaron a los manifestantes y detuvo a unas 23 personas, según informaron los medios locales.

El próximo presidente recibirá un país que, tras cuatro años de desaceleración económica, comienza a ver unos primeros “brotes verdes”, de la mano de la recuperación del precio internacional del cobre, el primer producto de exportación de este país. Pero se encontrará también con una población decepcionada con los políticos tradicionales. Aunque Bachelet aplicó políticas que buscaban una disminución de las desigualdades, para muchos chilenos no fueron suficientes.

La presidenta deja como legado una batería de reformas que apuntaron a desmantelar el legado de la dictadura de Augusto Pinochet, entre ellas, la ley que autoriza el aborto terapéutico, la unión civil de las parejas del mismo sexo, la reforma laboral y tributaria, la de gratuidad de la educación universitaria -que por ahora alcanza al 60% de los estudiantes- y el proyecto de reforma de las pensiones.

Si Piñera confirma su victoria en diciembre, ya adelantó que revisará gran parte de estas medidas. Guillier, en cambio, prometió mantenerlas y profundizarlas.

Ahora se abren otras cuatro semanas de campaña, donde Piñera intentará capitalizar su victoria, y Guillier concentrará todas sus energías en unificar y seducir a los votantes del muy fragmentado espacio de la centroizquierda.

Hoy seguramente se sabrá además cómo quedó conformado el Parlamento, ya que al cierre de esta edición no había terminado el escrutinio de las elecciones para diputados y senadores.