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Diversos especialistas consultados por Parlamentario consideraron que la evolución de la economía va a mostrar un signo positivo bastante más desacelerado de lo que se venía dando entre los últimos meses de 2020 y comienzos de 2021.
En ese sentido, el economista Jorge Neyro de la consultora ACM recalcó que “el problema más que nada se concentra en las expectativas”.
“Esto puede provocar temor y mucha gente ante esa expectativa trata de mantenerse en una situación mucho más conservadora, tanto a nivel individual como en empresas. Además, nadie sabe realmente hasta dónde llegará el rebrote, por lo que esa incertidumbre, sin dudas que provoca efectos negativos para la actividad económica”, recalcó el especialista.
En una misma sintonía, la economista y consultora María Castiglioni consideró que “las restricciones que se anunciaron tendrán un cierto impacto negativo, pero ya a partir de marzo se empezó a observar un ritmo de la actividad económica mucho más amesetado”.
“Además hay muchas cuestiones y desafíos pendientes que tiene el equipo económico, en donde también hay gran incidencia en la actividad como la incertidumbre sobre cuándo se podrá cerrar un acuerdo con el FMI, o mismo el aumento inflacionario”, subrayó la economista.
Precisamente, los consultores coinciden en que con relación a la suba del costo de vida, la inflación está claramente en un ritmo ascendente, con un primer trimestre que cerró en alrededor de 12 por ciento y un segundo trimestre que seguiría con un ritmo de aumento de precios muy fuerte.
Tal como se observa el panorama actual, esta escalada inflacionaria continúa debilitando el poder adquisitivo del salario.
También hay una gran incertidumbre con relación al mercado cambiario, ya que el tipo de cambio se ha estabilizado en los últimos cinco meses, con un fuerte descenso de la brecha, que coincide con el momento de notable liquidación de divisas por parte de la exportación.
Este período de importante ingreso de las exportaciones continuará abril y mayo, pero a partir de mitad de año la misma se reduce notablemente, lo que podría provocar un importante rebote del valor del dólar y obligaría al Gobierno a redoblar los esfuerzos para evitar que esa suba impacte en la inflación.
Y el tema del FMI y la falta de un horizonte claro para los inversores hacen que la tasa de riesgo país vuelva a estar por encima de 1.600 puntos básicos.
Eso implica un notable aumento para el financiamiento privado en la Argentina, tanto para empresas como particulares. Y precisamente, la falta de financiamiento implica dificultades para la inversión y para sostener el ritmo de recupero de la economía.
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