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La jungla del poder

La cumbre secreta de los gobernadores peronistas

Los mandatarios reactivaron los contactos y se vieron en Buenos Aires. Sin aliados y sin plan B, el Gobierno entra en un extraño camino hasta las elecciones de final impredecible. Los números en el Congreso y de la economía.

La cumbre secreta de los gobernadores peronistas en medio de la escalada de la crisis

Los gobernadores peronistas están preocupados. Saben que están en una posición difícil: se juegan las elecciones en octubre, tienen que ganar, pero no pueden parecer desestabilizadores ni golpistas. Adentro de su propio espacio, la cosa tampoco está del todo bien: la sombra de Cristina Kirchner, desde San José 1111, es un lastre para un peronismo que se quiere renovar. Los tuits de los últimos días no ayudaron.

 

Los intercambios se venían dando por chat. Pero esta semana decidieron juntarse. La reunión estaba convocada para las 12 del martes en la Casa de la Provincia de La Pampa, en Capital. Pero el dato se filtró y cambiaron de sede al BAPRO en el microcentro porteño. La información fue confirmada a A24.com por al menos 4 fuentes cercanas a los gobernadores y por uno de los mandatarios presentes. Cerca de Axel Kicillof desmintieron la participación en el encuentro; no es el único que niega que el encuentro haya existido.

 

Fueron los cinco gobernadores peronistas, más Gildo Insfrán que estaba por Zoom. La cumbre duró hasta las 16. Se manejó todo con máxima discreción: no quieren que un encuentro de estas características trascienda en este contexto.

 

Durante las 4 horas que duró la reunión fueron hablando cada uno por chat con otros gobernadores para ir chequeando cómo votaría cada uno de ellos en la sesión al día siguiente. "Todos adelantaron lo que iban a hacer y se portaron muy bien", relató uno de los presentes.

 

Además, se le pidió a Axel Kicillof que levante el perfil y deje de hablar solo para los bonaerenses: "Tenés que empezar a salir con toda, llevar un mensaje de esperanza y contar tu proyecto de país", le dijo uno de los gobernadores.

 

También acordaron que van a revalorizar el rol de Cristina Kirchner; al menos escuchar sus ideas. No es casual que el sábado el Movimiento Derecho al Futuro que encabeza Axel Kicillof haya participado de la marcha por los 100 días de prisión.

 

Este encuentro de gobernadores opositores no fue el único de esta semana. El miércoles viajó a Buenos Aires el gobernador de Tucumán, el único peronista que acompañó a Milei desde el principio: "Ya me saqué la peluca muchachos ahora cantemos la marcha peronista", le dijo Osvaldo Jaldo a uno de los gobernadores con los que se encontró.

 

El Congreso y la peor derrota política

Un día después de aquella cumbre de mandatarios peronistas se produjo la mayor derrota del Gobierno en el Congreso desde que asumió Javier Milei. Ese día además empezaron a desplomarse los mercados, el dólar tocó el techo de la banda, el Banco Central tuvo que poner más de 300 millones de dólares, el riesgo país superó los 1200 y, por primera vez desde que asumió, se vio a un presidente que no tiene control de la situación.

 

En concreto, durante esa jornada en la Cámara de Diputados se rechazaron los vetos a la ley de financiamiento educativo y a la ley de emergencia pediátrica. La calle se volvió a llenar. Pero la mayor preocupación política está en otro detalle, en la letra fina de la votación, en los números de los que votaron a favor y en contra.

 

Porque ahí se vio que Milei está muy solo, y eso es una señal de alarma.

Entre los que votaron en contra del Gobierno aparecen:

Radicales orgánicos que hasta ahora le habían votado casi todo.

 

Diputados que responden a gobernadores de partidos provinciales y que hasta ahora fueron aliados (Salta, Misiones, Río Negro…).

 

Macristas, incluyendo a Silvia Lospennato, que fue hasta el año pasado la principal negociadora del oficialismo en Diputados.

 

Radicales “con Peluca” (los que directamente se habían pasado al oficialismo).

 

Los ex Libertad Avanza, que entraron en las listas oficialistas y ahora armaron sus bloques propios (el MID de Oscar Zago y Coherencia, de Marcela Pagano).

 

Tres diputados cercanos a Patricia Bullrich.

 

Dos diputados radicales de Mendoza, que es una provincia donde la UCR va en alianza con LLA.

 

Además, tres diputados de La Libertad Avanza ni siquiera fueron a votar, algunos de ellos enojados con Milei.

 

El kirchnerismo tiene casi 100 diputados más los de la izquierda. Son un poco más de un tercio de la Cámara. El problema político es que la Casa Rosada perdió a sus aliados, incluso a algunos muy cercanos.

 

“Cornejo (gobernador de Mendoza) ya está haciendo campaña dividido porque se vota en dos urnas separadas, la local y la nacional. El radicalismo provincial no está moviendo a Petri (candidato a diputado)”, cuenta una fuente de la provincia. En los últimos días, les giraron fondos a varios gobernadores, pero no a él. Es apenas un ejemplo.

 

El domingo pasado escribíamos que si el Gobierno hacía las cosas NO-MUY-MAL seguía siendo favorito para la elección de octubre. Esta semana hizo todo lo que no tenía que hacer

 

Cambio de tono (pero insuficiente)

 

Milei presentó el lunes el Presupuesto y cambió el tono. Anunció un aumento de jubilaciones, prestaciones por discapacidad y hasta le puso un número al presupuesto universitario. Pareció que entendió el mensaje de las urnas.

 

Pero cuando mandó el proyecto al Congreso, la realidad fue muy distinta. Inaceptable para los legisladores que un día más tarde iban a votar los vetos.

 

Por ejemplo, en el caso de las provincias “aliadas” que le votaron todo en el primer tramo de su gestión. Prácticamente, no les dieron la poca obra pública que hay dando vueltas: 5 obras en total para Río Negro, 3 para Salta, 2 a Misiones.

 

El presupuesto anunciado para las universidades era 1/3 menor que el de noviembre de 2023 e incluso el aumento da por debajo de la inflación probable para 2026.

 

Aunque se anunció un aumento en las prestaciones por discapacidad, esto se logra reduciendo el número de personas asistidas y el dinero total destinado al área no varía demasiado.

 

Además, se desengancha la Asignación Universal por Hijo (AUH) del aumento de las jubilaciones.

 

Todo esto sin contar las previsiones poco realistas en materia de crecimiento, inflación y dólar que hacen que todo el panorama sea aún peor.

 

Por si fuera poco, el Milei “moderado” viajó a Paraguay y al día siguiente salió a decir que “la Justicia social es envidia más retórica”: “No pueden aceptar públicamente que son envidiosos, no pueden aceptar que son resentidos”, planteó. Nada nuevo, pero quizás no era el momento para insistir.

 

¿No hay plata?

El Gobierno puede aducir que no hay plata para todo y es un argumento correcto. El problema es que políticamente debería poder usar los recursos de manera tal de tener, aunque sea cerrado, a sus aliados. “Nunca vi que conviertan un problema sindical de un hospital en una causa nacional”, se quejaba un funcionario de uno de los gobernadores que jugó de aliado crítico del oficialismo durante mucho tiempo y esta vez mandó a votar en contra.

 

Los panoramas en las provincias son difíciles. En Corrientes, que era una provincia donde le iba bien a LLA, las encuestas le dan perdiendo por 25 puntos contra el partido del gobernador; en Misiones, por 20. En Chaco, un empate técnico contra Capitanich. Los focus groups muestran que la descomposición puede ser peor.

 

El oficialismo no muestra reacción ni posibilidad de apertura. Tampoco queda claro si hay margen para eso. Nadie quiere sentarse a dialogar con alguien que no entrega nada a cambio. Por lo menos hasta las elecciones.

 

En las últimas tres jornadas, el Banco Central vendió en promedio 400 millones de dólares. Va a ser difícil sostener ese ritmo hasta el 26 de octubre. Milei deslizó (una vez más) que negocia con el Tesoro de los Estados Unidos un préstamo extra. No queda claro para qué sería este nuevo endeudamiento. Un exfuncionario del Ministerio de Economía advierte: “El FMI es un poroto al lado de las condiciones que puede imponer el Tesoro para darte dólares”.

 

“Pase lo que pase, después de octubre vamos a estar mejor. Vamos a duplicar senadores, sumar diputados, nos sacamos de encima a aliados radicales que todos los días votan distinto… ¡Vamos a tener más oxígeno!”, se entusiasman cerca de Martín Menem en el Congreso. Un análisis optimista.

 

Los números de la crisis

Para entender el malestar social, basta ver los números del superávit fiscal de agosto que se publicó hace unos días. Aunque el Gobierno puede seguir diciendo que recauda más que lo que gasta, viendo el detalle de las cifras se ve todo el germen del problema.

 

Los números que siguen son un análisis que hace el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Son economistas cercanos al kirchnerismo, pero sus estudios son inobjetables.

 

Los ingresos totales cayeron 2,7% respecto al año anterior y todavía arrastran 16,3% respecto a 2023. No hay recuperación en la recaudación.

 

Esto se nota particularmente en el IVA (el impuesto al consumo, que marca el ritmo de cuánto están comprando los argentinos) que si bien aumentó un 0,7% respecto a agosto de 2024, todavía está 14% debajo de 2023.

 

Los aportes a la seguridad social (que marca el pulso del empleo en blanco) crecieron 6% respecto al año anterior, pero siguen 1% debajo de 2023.

 

Son dos ejemplos. El ajuste hace que sea necesario más ajuste.

 

Ahora veamos qué pasa con el gasto. El recorte respecto al año anterior es del 6,4%. Algunos rubros mejoraron y otros empeoraron. Pero en el neto respecto a 2023, el margen es notorio en partidas muy sensibles:

 

Pensiones no contributivas (ejemplo, discapacidad): -16%

Jubilaciones: -3,1% (del total)

Prestaciones sociales: -13,7%

Universidades -24%

PAMI: -6,7%

Solo la AUH creció fuerte, en torno al 90%.

 

A esto se agregan recortes de entre el 60 y 90% en vivienda, agua, obras energéticas y otras cuestiones que no hacen al día a día, pero mejoran la calidad de vida de la gente y dan trabajo. El ajuste total desde 2023 es de 28,6%. Y aun así, los números no cierran.

 

El problema es que pase lo que pase, queda un mes larguísimo hasta las elecciones que tiene un efecto contundente en la economía. El Gobierno no puede variar demasiado su postura y no puede dejar correr al dólar.

 

La oposición dialoguista ya no tiene incentivos para, precisamente, dialogar. El peronismo no puede hacer otra cosa que lo que está haciendo.

 

Las elecciones en la provincia de Buenos Aires actuaron como una PASO (como la de Alberto contra Macri en 2019 o como la de Milei contra Massa en 2023). Aunque un dato vale como recordatorio: aun en la crisis que se desató después de cada una de esas sorpresivas PASO, ambos oficialismos -el de Macri y el de Alberto Fernández- lograron moderar o revertir la derrota. Pero el tiempo de incertidumbre es demasiado para una Argentina en crisis permanente.

 

Por Pablo Winokur


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