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Gobierno: Cresultados financieros negativos y sin dialogo con Nación

Tierra del Fuego es la provincia con mayor déficit del país

En la foto del primer semestre de este año se muestra claramente a Tierra del Fuego al tope de la provincia más deficitaria del país le siguen otras nueve. En la otra punta aparecen las mejores administradas y con superávit allí se destaca CABA. El dato no es menor teniendo en cuentas que la provincia rompió todos los lazos con Nación por una cuestión ideológica. Recordemos que Melella no fue convocado a la reunión de gobernadores reciente.

El Gobierno no puede volver a cometer el error de subestimar la necesidad de construir una coalición que le permita sostener la consolidación fiscal e impulsar reformas.

 

 

 

 

 

 

Déficit creciente, obras paralizadas y sin diálogo con Nación, el peor escenario que asoma en un horizonte próximo cargado de incertidumbre.

“Si hay un gobernador al que Milei no tolera es justamente Gustavo Melella y sin hay un gobernador que habló (y habla) “pestes” del presidente es Milei es el propio Melella” con esta frase el saliente Jefe de Gabinete se refirió días pasado a  la relación del Estado fueguino con la Nación.

Lo cierto es que prácticamente no existen puentes de dialogó entre Nación-Provincia. Melella se ha dedicado a dinamitar todos y cada uno de ellos y ahora con un déficit creciente e insostenible la situación económica y financiera de la provincia se asemeja más a una bomba de tiempo y lo peor, sin nadie a la vista que pueda desactivar el reloj.

El superávit fiscal de la Administración Central contrasta con una relajación a nivel de las gobernaciones donde Tierra del Fuego está a la encabeza del rankimg de las provincias deficitarias. La cuestión provincial es realmente importante cuando se habla de las finanzas públicas argentinas. En el pasado, hubo numerosos eventos donde los desvíos subnacionales tuvieron consecuencias sobre el gobierno central

Con tres trimestres cerrados, lo que queda de 2025 se dará de forma casi inercial. A septiembre, el superávit financiero registró $3,6 billones, un número muy parecido al observado en el mismo período del año pasado (cuando se expresa a valores constantes). Por su parte, el resultado primario se ubicó levemente por encima de los $8 billones, reflejando una caída de casi 17% con respecto a 2024.

En cualquier caso, el desempeño fiscal continúa siendo muy positivo. Más aún, con el resultado electoral y la nueva composición de las cámaras, más el consecuente rebalanceo de poder en la arena política, las perspectivas de las cuentas públicas son especialmente buenas.

Hace tan solo algunas semanas, las dudas (muy justificadas) se asociaban a la posibilidad del gobierno de sostener el balance en el futuro próximo, mientras atravesaba un proceso eleccionario y el Presupuesto era perforado recurrentemente por las propuestas del arco opositor. Hoy esas dudas parecen disiparse.

Naturalmente, este cambio en las perspectivas se reflejó en los mercados el día siguiente a las elecciones, traducido en subas récord. Sin dudas, la baja del riesgo ofrecerá mejores condiciones de financiamiento en el futuro. Si la Argentina sostiene la prudencia fiscal, se abre una ventana de oportunidad única para consolidar el proceso de estabilización.

La negociación que se viene

Es sabido que la cuestión provincial es realmente importante cuando se habla de las finanzas públicas argentinas. En el pasado, hubo numerosos eventos donde los desvíos subnacionales tuvieron consecuencias sobre el gobierno central. Más aún, con el nuevo mapa político definido en las elecciones legislativas, se despejan algunas dudas, a la vez que aparecen nuevos interrogantes.

En primer lugar, debe decirse que cuando el gobierno asumió a finales de 2023, la realidad provincial era considerablemente mejor que la nacional. Un dato que resume esto: mientras la Nación presentaba un fuerte déficit, 14 provincias de las 24 tuvieron superávit primario. Luego, en 2024, mientras el gobierno federal realizó una consolidación fiscal mayúscula, los sub soberanos acompañaron.

Así, al finalizar ese año, el número de estados con balance primario positivo alcanzó a 20 (sobre un total de 23, por falta de datos de La Pampa). Sólo Chaco, Catamarca y la Provincia de Buenos Aires (siempre deficitaria desde que asumió el gobernador actual) tuvieron unos ingresos que no alcanzaron a cubrir los gastos primarios.

Sin embargo, el primer semestre de 2025 mostró una relajación acentuada en los fiscos provinciales. Medido en moneda constante, el superávit primario que se registró en la primera mitad de 2024 fue más del cuádruple del observado en 2023; este año, esa mejora se revirtió totalmente. Sin dudas, año electoral y relajación presupuestaria son una constante del ciclo político en la Argentina y 2025 no fue la excepción.

En este contexto, la presión sobre los gobernadores será mayor. Hace dos años, el Ejecutivo nacional asumió con una evidente debilidad política y provincias que, en líneas generales, no tenían urgencias. El panorama hoy luce distinto.

El Gobierno no puede volver a cometer el error de subestimar la necesidad de construir una coalición que le permita sostener la consolidación fiscal e impulsar reformas. Pero el contexto en el cual se sienta a la mesa de negociación es totalmente distinto. La semana inmediata a los comicios, los gobernadores, solidarios en la victoria, acudieron con urgencia a reunirse con el presidente y su gabinete. Una foto que, unos días antes, parecía imposible.

Para resumir el panorama, en el primer semestre de 2025 nueve provincias se mostraron deficitarias. Entre ellas, dos de las “no invitadas” a la reunión de la casa presidencial.

La foto parcial muestra un mapa heterogéneo. Se destaca Tierra del Fuego y su resultado fuertemente negativo. Situación similar muestran Corrientes, Chaco y Buenos Aires. Por el contrario, otras provincias siguen presentando balances sólidos (CABA, Jujuy, Santiago del Estero, Mendoza, Córdoba, Salta, San Luis y San Juan). Cabe decir que, por falta de datos, se excluyen La Pampa y Neuquén.

El desafío y la necesidad de aprobar el Presupuesto 2026 siguen pendientes, pero ahora parece que será tramitado sin mayores inconvenientes si el gobierno así lo desea.

Además, la agenda del año próximo incluye reforma laboral y tributaria. Allí, el Ejecutivo deberá utilizar su renovado capital político y negociar con los diversos actores involucrados.

La competitividad de la economía argentina, el acceso a los mercados y la sostenibilidad de las cuentas públicas dependerán de cómo se sucedan los acontecimientos.

 


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